Y yo me iré. Y se quedarán los
pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde
árbol,
y con su pozo blanco.
Todas la tardes, el cielo será azul y
plácido;
y tocarán, como esta tarde están
tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto
florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…
Y yo me iré; y estaré solo, sin
hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando
Juan Ramón Jiménez habla de su
próxima muerte, pero no por eso la vida va acabar, sino que seguirá
su curso.
Dejará atrás posesiones, los días
pasaran como siempre y las campanas seguiran repicando. Como él, sus
seres queridos también llegaran al final de su ciclo, y surgirán
otras nuevas vidas. Pero aún así su escencia quedará siempre.
El poema trata el tema de la
continuación de la vida tras la muerte del autor.
En cuanto a su estructura, nos
encontramos ante un poema circular, ya que se repite la idea
principal, tanto en la primera parte del poema como en la última.
Se puede efectuar una división en tres
partes, la primera que abarcaría las dos primeras estrofas, donde
nos habla del transcurro habitual de la vida tras perecer el autor.
La segunda parte, la situamos en la
tercera estrofa, en la que el autor cuenta como a sus seres queridos
también les llegará la muerte y nacerán otras vidas.
Y, finalmente, la tercera parte que
coincide con la última estrofa dice cuando muera perderá todo pero
la vida continuará.
Poeta español nacido en Moguer, Huelva
en 1881. Estudió Derecho en la Universidad de Sevilla, donde se
aficionó al cultivo de la pintura. Salió de España al comienzo de
la guerra civil, viviendo sucesivamente en Puerto Rico, La Habana,
Florida y Washington. En 1956 recibió el Premio Nobel de Literatura,
falleciendo dos años después en medio de una profunda desolación
por la pérdida de su esposa Zenobia. La obra poética de Juan Ramón
Jiménez es muy numerosa, con libros que a lo largo de su vida, en un
afán constante de superación, fue repudiando o de los que salvaba
algún poema, casi siempre retocado en sus sucesivas selecciones. Las
principales son Poesías escogidas (1917), Segunda antología poética
(1922), Canción (1936) y Tercera antología (1957). La influencia
del modernismo se percibe en sus primeros libros, aunque su mundo
poético pronto apunta, como el de Bécquer , hacia lo inefable, con
unos poemas hechos a partir de sensaciones refinadas por la
espiritualidad, y de sutiles estados líricos, con un lenguaje
musical.
Siempre nos ha preocupado el tema de la
muerte. La vida es algo efímero, poco duradero, y realmente no vale la
pena preocuparse mucho acerca de temas que al fin y al cabo no tienen
mucha importancia. Debemos intentar disfrutarla al máximo con nuestros
seres queridos, amigos y familia, porque, algún día, ellos también
llegarán a tener su muerte. Lo que realmente le preocupa al autor es si
su paso por la vida dejará huella o sus recuerdos desaparecerán junto a
él.
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