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miércoles, 25 de enero de 2012

El viaje definitivo, Juan Ramón Jiménez


Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas la tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico…

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido…
Y se quedarán los pájaros cantando

Juan Ramón Jiménez habla de su próxima muerte, pero no por eso la vida va acabar, sino que seguirá su curso.
Dejará atrás posesiones, los días pasaran como siempre y las campanas seguiran repicando. Como él, sus seres queridos también llegaran al final de su ciclo, y surgirán otras nuevas vidas. Pero aún así su escencia quedará siempre.

El poema trata el tema de la continuación de la vida tras la muerte del autor.

En cuanto a su estructura, nos encontramos ante un poema circular, ya que se repite la idea principal, tanto en la primera parte del poema como en la última.
Se puede efectuar una división en tres partes, la primera que abarcaría las dos primeras estrofas, donde nos habla del transcurro habitual de la vida tras perecer el autor.
La segunda parte, la situamos en la tercera estrofa, en la que el autor cuenta como a sus seres queridos también les llegará la muerte y nacerán otras vidas.
Y, finalmente, la tercera parte que coincide con la última estrofa dice cuando muera perderá todo pero la vida continuará.

Poeta español nacido en Moguer, Huelva en 1881. Estudió Derecho en la Universidad de Sevilla, donde se aficionó al cultivo de la pintura. Salió de España al comienzo de la guerra civil, viviendo sucesivamente en Puerto Rico, La Habana, Florida y Washington. En 1956 recibió el Premio Nobel de Literatura, falleciendo dos años después en medio de una profunda desolación por la pérdida de su esposa Zenobia. La obra poética de Juan Ramón Jiménez es muy numerosa, con libros que a lo largo de su vida, en un afán constante de superación, fue repudiando o de los que salvaba algún poema, casi siempre retocado en sus sucesivas selecciones. Las principales son Poesías escogidas (1917), Segunda antología poética (1922), Canción (1936) y Tercera antología (1957). La influencia del modernismo se percibe en sus primeros libros, aunque su mundo poético pronto apunta, como el de Bécquer , hacia lo inefable, con unos poemas hechos a partir de sensaciones refinadas por la espiritualidad, y de sutiles estados líricos, con un lenguaje musical.
Siempre nos ha preocupado el tema de la muerte. La vida es algo efímero, poco duradero, y realmente no vale la pena preocuparse mucho acerca de temas que al fin y al cabo no tienen mucha importancia. Debemos intentar disfrutarla al máximo con nuestros seres queridos, amigos y familia, porque, algún día, ellos también llegarán a tener su muerte. Lo que realmente le preocupa al autor es si su paso por la vida dejará huella o sus recuerdos desaparecerán junto a él.

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